¿Qué debes saber sobre la neumonía en personas mayores?

La neumonía es una infección respiratoria que puede afectar a personas de todas las edades, pero en los ancianos representa un riesgo significativo debido a la disminución de las defensas inmunológicas y la presencia de enfermedades crónicas. Reconocer a tiempo los síntomas de la neumonía en ancianos y estar atentos a posibles efectos secundarios es esencial para garantizar un tratamiento adecuado y prevenir complicaciones graves.​

¿Qué es la neumonía?

La neumonía es una infección de los pulmones que causa inflamación en los alvéolos, unas pequeñas estructuras donde se produce el intercambio de oxígeno. Cuando estos alvéolos se llenan de pus o líquido, la respiración se vuelve más difícil y aparecen síntomas como tos, fiebre y falta de aire.

En personas jóvenes y sanas, el cuerpo suele responder bien al tratamiento. Pero en ancianos, donde el sistema inmunológico ya no funciona con la misma eficacia y pueden existir otras enfermedades de base, la neumonía puede tener un curso más agresivo y requerir atención médica urgente.

¿Por qué se produce la neumonía en personas mayores?

Las causas son diversas. En muchos casos, está provocada por bacterias como el Streptococcus pneumoniae, aunque también pueden estar implicados virus como el de la gripe o el COVID-19 o incluso hongos, especialmente en pacientes inmunodeprimidos.

En los ancianos, las probabilidades aumentan cuando hay otras condiciones médicas previas, como enfermedades pulmonares crónicas, problemas cardíacos, diabetes o inmovilidad prolongada. Además, algunos tratamientos farmacológicos pueden debilitar el sistema inmune y facilitar la aparición de infecciones.

Por otro lado, factores como una mala higiene bucal, dificultades para tragar (lo que puede provocar aspiración de líquidos) o vivir en residencias con brotes de enfermedades respiratorias también influyen en la aparición de neumonía.

(H2) Síntomas de la neumonía en ancianos

Los síntomas de neumonía en ancianos pueden variar y, en ocasiones, ser menos evidentes que en personas más jóvenes. Algunos de los signos más comunes son:​

  • Tos persistente: puede ser seca o con mucosidad, que en ocasiones presenta un color amarillento, verdoso o con rastros de sangre.​
  • Fiebre y escalofríos: aunque es frecuente, en algunos casos la fiebre puede estar ausente o incluso presentarse una temperatura corporal más baja de lo normal.​
  • Dificultad para respirar: sensación de falta de aire, respiración rápida o superficial.​
  • Dolor en el pecho: generalmente aparece al respirar profundamente o al toser.​
  • Fatiga y debilidad: cansancio extremo que dificulta realizar actividades cotidianas.​
  • Confusión o desorientación: especialmente en ancianos, la neumonía puede manifestarse con cambios en el estado mental o confusión repentina.​

Es importante destacar que, en algunos casos, puede presentarse neumonía en ancianos sin fiebre, lo que complica aún más su detección. Por ello, ante la presencia de cualquiera de estos síntomas, es fundamental consultar a un profesional de la salud.

¿Cómo se diagnostica y se trata la neumonía en personas mayores?

Cuando se sospecha de neumonía, lo más habitual es acudir al médico para realizar una exploración física y una radiografía de tórax. En ocasiones, se solicitan análisis de sangre, cultivos o pruebas de oxígeno para valorar la gravedad.

Si el diagnóstico se confirma, el tratamiento dependerá del origen de la infección. En caso de que sea bacteriana, se recetan antibióticos. Si se trata de un virus, como ocurre con la gripe o el COVID-19, se opta por antivirales o tratamiento sintomático.

En muchos casos, el tratamiento puede hacerse en casa, con reposo, hidratación y control médico. Pero si la persona está muy débil, tiene otras enfermedades o sufre una complicación, puede requerir ingreso hospitalario. Además, en situaciones en las que hay mucho esfuerzo respiratorio puede ser necesario administrar oxígeno o incluso aplicar fisioterapia respiratoria para facilitar la limpieza de las vías aéreas.

Efectos secundarios y complicaciones de la neumonía en ancianos

Uno de los grandes riesgos de la neumonía en personas mayores es que no se quede solo en los pulmones. Cuando no se detecta a tiempo o el organismo no responde bien al tratamiento, pueden aparecer efectos secundarios graves.

Una de las principales complicaciones es la insuficiencia respiratoria, que se produce cuando los pulmones no pueden intercambiar oxígeno de forma eficaz. Esto puede llevar al ingreso hospitalario e incluso a la necesidad de respiración asistida.

También puede aparecer un derrame pleural, que es la acumulación de líquido entre el pulmón y la pared torácica, generando más dolor y dificultad para respirar. En casos más graves, la infección puede extenderse a la sangre y producir una sepsis, un estado inflamatorio generalizado que pone en riesgo la vida del paciente.

Otros efectos secundarios de la neumonía en ancianos son la pérdida de masa muscular por inmovilidad, el empeoramiento de enfermedades preexistentes como el Alzheimer, y en algunos casos, una recuperación muy lenta que afecta su autonomía.

Prevención de la neumonía en ancianos

La prevención es clave para reducir la incidencia y gravedad de la neumonía en personas mayores. Una de las medidas más eficaces es la vacunación. Actualmente, existen vacunas específicas contra el neumococo, el virus de la gripe y el COVID-19, todas recomendadas para personas mayores.

Además, es muy importante mantener una buena higiene, lavarse las manos con frecuencia, ventilar los espacios cerrados y evitar el contacto con personas que tengan infecciones respiratorias.

También se recomienda mantener una alimentación equilibrada, practicar actividad física moderada y evitar el consumo de tabaco, ya que debilita los pulmones y aumenta la vulnerabilidad frente a infecciones.

En personas que viven en residencias, es fundamental que el personal esté formado para detectar síntomas tempranos y se sigan protocolos de limpieza y aislamiento cuando hay brotes de virus respiratorios.

La neumonía en ancianos es una enfermedad más común de lo que parece y puede tener consecuencias muy serias si no se detecta y trata a tiempo. Como has visto, los síntomas no siempre son los clásicos —la fiebre puede no aparecer—, por lo que es fundamental prestar atención a cualquier señal de alerta, por pequeña que parezca.

Detectar a tiempo esta infección marca la diferencia entre una recuperación rápida y un ingreso hospitalario prolongado. Además, si conoces los efectos secundarios más frecuentes, sabrás cómo actuar y cuándo buscar ayuda médica urgente.

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