Disfagia en ancianos: causas, síntomas y tratamiento

La disfagia en ancianos es un problema más común de lo que parece. Se trata de una dificultad para tragar alimentos, líquidos o incluso la propia saliva, que afecta a muchas personas mayores y puede tener consecuencias importantes si no se trata adecuadamente. Aunque en algunos casos la disfagia es leve, en otros puede comprometer la salud nutricional, la hidratación e incluso la respiración del paciente.

A medida que envejecemos, el cuerpo experimenta cambios naturales: los músculos pierden fuerza, los reflejos se vuelven más lentos y el control de los movimientos se reduce. Todo esto influye directamente en la capacidad para tragar con normalidad. 

¿Qué es la disfagia y por qué aparece en las personas mayores?

La disfagia no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de que algo impide el paso normal de los alimentos desde la boca hasta el estómago. Puede afectar tanto a sólidos como a líquidos, y manifestarse de forma leve o grave. En los ancianos, suele deberse a un debilitamiento de los músculos implicados en la deglución o a enfermedades neurológicas que alteran su control.

Cuando una persona sufre disfagia, tragar se convierte en un acto difícil e inseguro. Puede toser, atragantarse, sentir dolor o tener la sensación de que la comida se queda atascada en la garganta. Si el problema se mantiene, puede provocar desnutrición, deshidratación o infecciones respiratorias como la neumonía por aspiración.

La detección temprana es fundamental, ya que muchos mayores no comunican el problema o lo atribuyen al paso del tiempo. Por eso, es importante estar atentos a los cambios en la forma de comer, hablar o respirar.

Principales causas de la disfagia en ancianos

Las causas de la disfagia en personas mayores pueden ser muy variadas. En algunos casos, se debe a problemas estructurales en el esófago o la garganta, mientras que en otros está relacionada con alteraciones del sistema nervioso.

Entre las más frecuentes se encuentran las enfermedades neurológicas, como el Parkinson, el Alzheimer, los accidentes cerebrovasculares o la esclerosis múltiple. Estas patologías afectan al control muscular necesario para tragar correctamente.

También puede aparecer por reflujo gastroesofágico, tumores, inflamaciones o cicatrices que estrechan el paso de los alimentos. En otros casos, los tratamientos farmacológicos o la falta de piezas dentales dificultan la masticación, contribuyendo al problema.

Incluso el envejecimiento natural del organismo influye, ya que la musculatura de la garganta pierde fuerza y coordinación, y los reflejos que protegen las vías respiratorias se vuelven más lentos.

Síntomas y consecuencias de la disfagia en adultos mayores

La disfagia puede manifestarse de muchas formas. Algunos ancianos sienten dolor al tragar, mientras que otros tosen, babean o evitan comer ciertos alimentos por miedo a atragantarse. También puede notarse un cambio en la voz después de las comidas, o una pérdida de peso progresiva sin causa aparente.

Uno de los riesgos más graves es la aspiración de alimentos o líquidos hacia los pulmones, que puede provocar infecciones respiratorias o neumonía. Por otro lado, la dificultad para alimentarse adecuadamente suele derivar en malnutrición y deshidratación, lo que debilita aún más al organismo y aumenta la fragilidad.

Diagnóstico y tratamiento médico de la disfagia

Ante cualquier sospecha de disfagia, es fundamental acudir al médico. El diagnóstico suele comenzar con una exploración física y una entrevista sobre los hábitos alimentarios. En algunos casos se realizan pruebas específicas, como una videofluoroscopia o una endoscopia digestiva, para observar el proceso de deglución en tiempo real.

El tratamiento depende de la causa. Si la disfagia es funcional o leve, se pueden aplicar técnicas de reeducación de la deglución, ejercicios de fisioterapia o logopedia. En casos más complejos, el médico puede indicar fármacos o incluso intervenciones para corregir obstrucciones o estrechamientos.

¿Se puede usar omeprazol para la disfagia?

El omeprazol no es un tratamiento específico para la disfagia, pero puede ser útil cuando la dificultad para tragar está relacionada con el reflujo gastroesofágico o una irritación del esófago. Este medicamento reduce la acidez del estómago y ayuda a que los tejidos inflamados se recuperen, aliviando la sensación de ardor o molestia al tragar.

Sin embargo, no se debe tomar omeprazol sin indicación médica. Si la disfagia no está causada por reflujo, su uso no aportará beneficios. Por eso, antes de iniciar cualquier tratamiento, es necesario identificar la causa exacta del problema.

Dieta para la disfagia: cómo adaptar la alimentación sin perder nutrientes

Uno de los aspectos más importantes en el manejo de la disfagia en ancianos es la alimentación adaptada. Una dieta inadecuada puede agravar el problema o provocar episodios de atragantamiento. En cambio, una dieta de disfagia bien planificada permite mantener la nutrición y la seguridad en las comidas.

Texturas y alimentos recomendados para personas con disfagia

El objetivo es ajustar la textura de los alimentos a la capacidad de deglución del paciente. Los sólidos deben transformarse en purés suaves y homogéneos, evitando grumos o trozos grandes. Los líquidos, en cambio, deben espesarse para evitar que pasen demasiado rápido por la garganta. Hoy en día existen espesantes específicos que facilitan este proceso.

La dieta debe seguir siendo equilibrada, incluyendo proteínas, verduras y cereales, aunque presentados de forma segura. Por ejemplo, una carne triturada con verduras en puré o un pescado blanco desmenuzado pueden ser alternativas adecuadas. La clave está en mantener la variedad sin poner en riesgo la deglución.

Consejos para mantener una correcta hidratación

La hidratación es uno de los mayores retos en la disfagia. Muchos ancianos beben menos por miedo a atragantarse, lo que puede causar deshidratación. En estos casos, las bebidas también deben espesarse, o reemplazarse por gelatinas, caldos espesos o compotas suaves.

Beber despacio, en pequeñas cantidades y con supervisión si es necesario, ayuda a evitar incidentes. En residencias o domicilios, los cuidadores suelen aplicar técnicas de apoyo para que el momento de la comida sea tranquilo y seguro.

Remedios caseros para la disfagia: alivio complementario en el hogar

Aunque los tratamientos médicos son esenciales, algunos remedios caseros para la disfagia pueden ofrecer alivio y favorecer una mejor deglución. Mantener una buena postura al comer, sentarse erguido y permanecer así unos minutos después de las comidas puede reducir el riesgo de aspiración.

También se recomienda realizar ejercicios suaves de fortalecimiento de los músculos de la garganta, bajo supervisión de un especialista, así como evitar comidas muy secas o con doble textura. El calor local, las infusiones templadas o la miel diluida en agua tibia pueden aliviar la irritación leve de la garganta.

Es importante aclarar que estos remedios no sustituyen la atención médica, pero sí pueden complementar el tratamiento y mejorar la calidad de vida diaria.

Vivir con disfagia no es fácil, pero con apoyo médico, una dieta de disfagia adecuada, rutinas adaptadas y atención constante, es posible mantener una buena calidad de vida. La clave está en no ignorar los primeros signos y actuar con rapidez.

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