La deshidratación en ancianos es un problema de salud mucho más frecuente de lo que se suele pensar. A diferencia de otros grupos de edad, las personas mayores tienen menos sensación de sed, lo que hace que no beban suficiente agua incluso cuando su cuerpo la necesita. En muchos casos, el problema no se detecta a tiempo, y puede derivar en consecuencias graves para su salud y su autonomía.
Cuidar la hidratación en la tercera edad es esencial, sobre todo en épocas de calor o en situaciones de dependencia.
¿Por qué los ancianos son más vulnerables a la deshidratación?
Cambios fisiológicos asociados a la edad
Con el paso de los años, el cuerpo humano pierde capacidad de regular su equilibrio hídrico. El envejecimiento afecta a los riñones, disminuyendo su capacidad para conservar el agua. Además, se reduce la cantidad de agua corporal total y se altera la percepción de la sed. En consecuencia, muchas personas mayores no sienten sed hasta que ya están deshidratadas.
Por otro lado, enfermedades como la diabetes o la hipertensión, muy frecuentes en la tercera edad, así como el uso de ciertos medicamentos (diuréticos, laxantes, etc.), pueden favorecer la pérdida de líquidos.
Factores externos que influyen
Más allá de los cambios propios del cuerpo, existen factores externos que incrementan el riesgo de deshidratación en personas mayores:
- Las altas temperaturas, especialmente durante las olas de calor.
- Una movilidad reducida que dificulta el acceso al agua.
- Problemas cognitivos o deterioro neurológico, que afectan a la autonomía.
- El miedo a tener que ir al baño con frecuencia, sobre todo por la noche.
Estos factores hacen que la deshidratación en personas mayores no sea solo un problema físico, sino también social y ambiental.
Principales síntomas de deshidratación en ancianos
Reconocer los signos de alerta es clave para actuar a tiempo. A continuación, repasamos los síntomas de deshidratación en ancianos más habituales.
Signos físicos más comunes
Uno de los primeros indicadores es la sequedad en la boca y en la piel, junto con una orina más oscura y escasa de lo habitual. También pueden aparecer calambres musculares, fatiga extrema o sensación de mareo al levantarse.
Otro signo importante es la falta de sudoración, incluso en ambientes calurosos, y una temperatura corporal elevada sin causa aparente.
Cambios en el comportamiento y estado de ánimo
La deshidratación también puede provocar síntomas mentales: confusión, irritabilidad, apatía o incluso delirios en casos avanzados. Muchas veces, estos cambios se atribuyen erróneamente al envejecimiento o a enfermedades como el Alzheimer, lo que retrasa el diagnóstico y agrava el problema.
En personas mayores con demencia, estos síntomas pueden ser difíciles de detectar sin una atención continuada y cercana.
Consecuencias de la deshidratación en personas mayores
La deshidratación puede derivar en problemas de salud muy serios si no se trata a tiempo. Entre las complicaciones más comunes se encuentran:
- Caídas y fracturas por mareos o pérdida de equilibrio.
- Infecciones urinarias y renales, debido a la falta de eliminación de toxinas.
- Deterioro cognitivo acelerado.
- En casos graves, incluso hospitalización o ingreso en UCI por fallo multiorgánico.
Por eso, mantener una buena hidratación no es solo una recomendación médica, sino una necesidad vital en la tercera edad.
Cómo prevenir la deshidratación en la tercera edad
Evitar la deshidratación en personas mayores es posible si se establecen buenos hábitos y se mantiene un entorno vigilante.
Hidratación diaria adecuada
La clave está en beber agua de forma regular, aunque no se tenga sed. Para muchas personas mayores, esto requiere recordatorios constantes o apoyo de cuidadores. En algunos casos, puede ser útil repartir botellas visibles por casa, o programar alarmas diarias.
Las infusiones, los caldos o incluso el agua con sabor natural también ayudan si beber agua sola les resulta difícil.
Alimentación rica en agua y electrolitos
Frutas como la sandía, el melón o la naranja, y verduras como el pepino, el tomate o la lechuga, son excelentes aliados para hidratar el cuerpo de forma natural. Además, los caldos, gelatinas y yogures también aportan líquidos sin que la persona sienta que está “bebiendo agua”.
En días calurosos o tras diarreas/vómitos, conviene reponer electrolitos con soluciones específicas recomendadas por un profesional sanitario.
Ayuda profesional y monitorización continua
Contar con un sistema de teleasistencia domiciliaria como el de SICOR teleasistencia El Corte Inglés permite detectar a tiempo los síntomas de deshidratación. Gracias a su servicio 24/7 y al contacto directo con profesionales, es posible activar protocolos de actuación rápida cuando se detecta un cambio en el estado del usuario.
Además, el seguimiento proactivo ayuda a crear rutinas saludables, recordando cuándo beber agua, cuándo hacer pausas y, si es necesario, avisar a familiares o servicios médicos.
¿Qué puede hacer SICOR teleasistencia El Corte Inglés para prevenir la deshidratación en mayores?
En SICOR teleasistencia El Corte Inglés trabajamos para que los mayores puedan seguir viviendo con seguridad, acompañamiento y calidad de vida. Y la prevención de problemas como la deshidratación forma parte fundamental de nuestro compromiso.
Gracias a nuestros servicios:
- Detectamos señales de alarma en el comportamiento del usuario (confusión, apatía, cansancio).
- Reforzamos rutinas saludables, incluyendo la correcta hidratación diaria.
- Mantenemos contacto constante con familiares y cuidadores, para que estén informados ante cualquier cambio.
- En caso de emergencia, activamos asistencia inmediata, ya sea médica o domiciliaria.
La prevención no solo mejora la salud física, sino que también genera tranquilidad tanto para el mayor como para sus seres queridos.